martes, 14 de julio de 2009

Las voces


Armando Cuevas fue el mejor imitador de voces que haya conocido.A usted no le suena porque muy poca gente escuchó hablar de él, como de tantos que no triunfaron. No crea que es la historia de un éxito pasajero. Armando no llegó a tanto.
Puedo decir que creció lejos de la barra. Tenía un carácter mas bien retraído y sus pasiones de entonces poco tenían que ver con lo artístico. Imitador se hizo de muchacho grande.
El pobre tenía un metejón grande
con Marita Gorelik, una coloradita llena de pecas, hija de un gerente de banco que le tenía prohibido hablar con él y comer bondiola.
En nuestra infancia, nada sabíamos de los judíos y pensábamos que el tipo estaba chiflado.Por suerte, en casa iban a misa pero no eran demasiado supersticiosos. Comíamos jamón crudo y de vez en cuando chorizos de puro cerdo con la galleta crocante de la panadería El Cañón, mientras se hacía el asado.
Marita moría por el cantor de la orquesta de Lito Rodríguez
, un morocho de pelo renegrido que interpretaba los éxitos de la época abusando del falsete. Vestía siempre una camisa de cuello ancho que dejaba al descubierto el pecho y una gruesa cadena de oro.
Así fue, por amor, que Armando Cuevas se convirtió en lo que fue. Su imitación era brillante. Cuando miraba al cielo con los ojos entrecerrados y quebraba la voz en las notas altas, nadie podría diferenciarlos.
La coloradita nunca le llevó el apunte pero despert
ó sus dones artísticos en su afán de conquistarla.
No triunfó porque no se lo propuso. Jamás p
ersiguió el éxito, solo buscó amor.
Nadie había cantado Gitana Rusa como Pipe Fadón, vocalista de la Habana Jazz, orquesta típica y característica, y número puesto en los bailes de la primavera de Huracán.

Armando no lo cantó ni mejor ni peor, sino igual. Exactamente igual.
Dicen que cuando a Pipe le ofrecieron grabar su éxito para un disco de grandes valores del interior, él puso la voz a pedido del cantor, afectado de una fuerte gripe.
Imitó a todos los folkloristas de la zona, cantores de tango y baladistas. Lo que escuchó en su infancia de pueblo, huérfana de televisión.
Su primera actuación fuera de la provincia fue en un Carnaval de Río Cuarto, en contra de su voluntad. Un tío que conocía al presidente del club le consiguió su primer contrato, muy a su pesar. No pudo convencerlo de que su repertorio no era apropiado para actuar tan lejos. Lo hizo por complacerlo.
Arrancó con Angelitos Negros en versión de Carucha Alves y no pasó nada, unos pocos aplausos de compromiso. Arremetió con su caballito de batalla Gitana Rusa y parecía que el mismo Pipe Fadón estuviese sobre el escenario. No obstante no conmovió a nadie y ahí se bajó del escenario mirando al tío con gesto de reproche.
A la pasada alguien le pidió Rosa Rosa de Sandro y Armando lo apartó sin cortesía. El tipo insistió con Raphael y recibió como respuesta una mirada cargada de furia.
Que yo sepa nunca mas cantó. Marita se casó
y tiene tres chicos. Armando Cuevas siguió la profesión de su padre, se recibió de pedicuro.

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