martes, 27 de octubre de 2009

Tensa Calma (¿en que quedamos?)


Tatono quedó malherido por lo que salió al trote sin muchos problemas, dado que si hubiera sido bienherido estaría tramitando su segunda resurrección ante San Pedro.
En el paraíso seguían con la prohibición de ingreso, pero estaban debatiendo el tema porque se producía, un éxodo masivo al infierno de buenas almas.Los perros se habían sindicalizado y hacían piquetes de protesta que interrumpían el transito celestial.Los buenos cristianos salían de Sí y entraban en No para emprender a patadas a los rebeldes, que respondían con tarascones poco angelicales.
Las reacciones derivaban en el inmediato traslado a las profundidades diabólicas donde también se producían problemas, porque el acceso ya estaba colapsado por la cantidad de postulantes.
Tatono sabia de las contradicciones de la vida y la muerte y decidió retirarse al templo a meditar, pero en la puerta un cartel indicaba "cerrado por duelo".
El perro se estremeció, porque empezaba a correr un viento del sur que bajaba la temperatura.En la esquina la presencia de Recelo, atendiendo el puesto de salchichas lo hizo saltar de alegría.
Ambos animales se cruzaron en un apatazo (versión canina de abrazo)y después de deglutir 3 panchos comenzaron a intercambiar opiniones.La primera fue ratificar su rechazo absoluto a poner una propaganda que diga "hot dogs" por convicción ancestral y vital.
Recelo detalló que el duelo era entre Gauderio y Peret y se desarrollaría en la madrugada, en una canchita de fútbol que estaba detrás de la estación de tren.
Según los códigos se utilizarían gomeras de madera, con bandas de cámaras de bicicleta y cada contendiente dispondría de 5 bolitas de rulemanes oxidadas, para enfrentarse a unos 30 metros de distancia.
Chepes sería el árbitro y ya se encontraba en la canchita vestido de negro con un silbato colgando para inspeccionar el terreno.
Hanna se había llevado una cortina de la cocina y lo usaba de velo para no ver el desenlace, aunque la tela comida por las polillas le permitía una excelente visión.
Terranova fue designado a cavar dos fosas para estar prevenido ante el empate y con un cucharón estaba en su viejo oficio desde temprano.
Según Recelo todo se originó cuando Gauderio pasado de copas se quizo propasar con Hanna.El gitano herido en su orgullo, porque la mujer accedía sin chistar le arrojó un guante.
Como era el que usaban para lavar los platos, Gauderio no se percató del mensaje y reaccionó cuando Peret cambió el latez por una damajuana obviamente vacía.
El duelo quedó planteado y a juicio de Recelo, no había mucha posibilidad de que se realizara, porque parecía ser un artificio del gitano para sacarse de encima a la polaca que le pedía cada vez mas, que se le tirara encima.
Los perros coincidieron en armar una estrategia y crearon salsa golf con los restos de mayonesa y kechup de los envases.
Después decidieron acercarse al campo de batalla donde se jugaba un partido entre casados y separados que parecía una guerra. Chepes no paraba de expulsar a las mujeres que gritaban desde la linea de fondo por su ex y actuales que eran los mismos.
Para tener un mejor panorama los canes se subieron a un árbol y se quedaron dormidos.Dos horas después se arrojaron al vacío.El olor los había despertado y además se zambuleron a una morcilla y una tira de asado que permanecían en una parrilla improvisada con una tela mosquitera.
Los jugadores se percataron de la invasión y el partido fue suspendido por fuerza mayor.Los perros tenían menor fuerza pero lograron uir con un chinchulin quemado.Chepes puso orden y con un cuchillo y una tabla empezó a repartir sin dejar de probar antes, cada porción.El vino calmó los ánimos y Gauderio practicando con la gomera tambien.Los jugadores creyeron que se trataba de un show incluido en el alquiler de la canchita.

lunes, 26 de octubre de 2009

Aclara y yema (estamos fritos)


Enterado del auto secuestro, Terranova reprendió duramente a Tatono por haber angustiado en vano a toda la feligresía. Debían pensar – sugirió – como evitar el descrédito.
El gitano sugirió molerlo a patadas para simular la dureza del cautiverio, y la polaca guisarlo con papas con el doble propósito de alimentar al grupo y cobrar la póliza del seguro. Chepe propuso ocultar la información e iniciar una colecta nacional argumentando que los mejicanos pedían una suma millonaria en dólares. Hanna consideró brillante la idea del pequeño bribón pero como corresponde a una madre lo sentó de culo de un sopapo. De pronto una voz atronadora interrumpió la discusión.
- Ustedes saben que hemos venido desde muy lejos a rescatar al perrito santo.
Cagamos – pensó Gauderio – mientras de un patadón mandaba a Tatono debajo de la heladera mostrador para evitar que el temible Pombero se enterara de la farsa y como represalia cometiera una desfloración masiva.
- Lamentablemente – continuó mientras su séquito lo escuchaba con respeto – nos tenemos que marchar de urgencia. Leonardo Favio va a filmar la vida del Gauchito Gil y nosotros formamos parte del elenco.
Desde su escondite a ras de piso, a espaldas del engendro desnudo, Tatono se relamía observando el enorme colgajo que de frente ocultaba la barba, confundiéndolo con un generoso embutido.
- La coreografía es de Pepito Cibrían, y las chicas – agregó señalando a las rubias – hacen los coros cuando Carlos Gardel llega a Nuva York para promocionar la pelea entre Dempsey, reciente vencedor de Firpo, y Antonio Mamerto Gil, que sube al ring vestido de gaucho dispuesto a vengar a su compatriota injustamente despojado de la corona de todos los pesos.
- Usted está seguro de que la película es de Favio. – preguntó Terranova confundido.
- Absolutamente. El Ekeko interpreta al Ciego de Carriego, que fuma, fuma y fuma, sentado en el umbral.
- ¿Y ella? - dijo la Polaca señalando a la Difunta Correa.
- Es Gatúbela, mi pareja, yo tengo un protagónico, soy Sansón. Cuando la pérfida Dalila corta mi barba para hacerme perder la fuerza, no hace más que liberar mi verdadera arma mortal y toda la testosterona acumulada.
Con la gesticulación, la virilidad del Pombero era un péndulo delante de las famélicas fauces de Tatono, de las que caía un copioso hilo de saliva.
La verdad – insistió Terranova – que esa película me parece un verdadero disparate.
- Y a mí – contestó el sujeto peludo – me parece una estupidez que una celebridad como yo, y mis amigos, estemos dando explicaciones a un grupo de ignorantes que lamentan la pérdida de un perro de mierda.
El hambre y la indignación del cuzco santo se fundieron en un solo mordisco. Cuando Recelo se sumó al festín, una leyenda murió para siempre.

martes, 20 de octubre de 2009

Tomo y ombligo


Recelo permanecía en un rincón con las patas tapándose las orejas y a la vista de cualquiera parecía que estaba aturdido por los excesos que provocaba la grapa.
Risas sin sentido y frases filosóficas cruzaban el salón como “no somos nada”, “el tamaño no importa”, te morís si comés sandía ahora”, “es mentira lo de los enanos”, y hasta “o mi plata no vale”.
Recelo en realidad ocultaba un auricular que bajaba hasta su panza donde un celular lo mantenía en contacto con Tatono que no entendía nada.
El ruido no lo dejaba descifrar los ladridos de su compañero y además permanecía con una capucha en su cabeza que no le permitía ver que el celular estaba en una mesita a unos veinte metros.
Recelo comprendió que debía utilizar su recurso para salir sin despertar sospechas. Se acercó al primer hombre, que lucia unos zapatos muy brillantes y levantó su pata izquierda arqueando el cuerpo.
Cuando esperaba el consabido patadón hacia la puerta, las risas crecieron y ante su intrascendente acción solo atinó a desahogar sus riñones.
Los zapatos siguieron brillando y el hombre, lejos de sorprenderse se los lustró con la botamanga y arremetió contra una botella que permanecía a medio tomar.
Ante el masivo operativo herradura, donde todos estaban pegados a los vasos, el valeroso can se perdió en la noche.
Se fue para la izquierda pensando que tenia la avenida a unas cuadras pero se encontró con un potrero donde se disputaban un picado, unos muchachotes que habían robado un salame en el almacén de la esquina.
Picado fino vino y algo de pan los entretenía hasta que vieron al perro y comenzaron a arrojarle cascotes en un cruel concurso místico donde gritaban “ el que se sienta pecador arroje la primer piedra”.
Recelo esquivó la bíblica acción con diabólica reacción, mandándolos a encontrarse con sus progenitoras que superaban la trayectoria de Maria Magdalena.
Al cabo de dos horas de andar Recelo llegó a su destino: la intersección de México y Deán Funes que era la clave que pocos podían descifrar y menos después de 14 botellas de vino y 9 de grapa.
En el interior dormían cuatro personas y Tatono no, porque la capucha no lo dejaba respirar con normalidad.
Recelo liberó a su amigo y se despertaron los hombres, que darse cuenta de lo que sucedía se volvieron a dormir.
El plan se desarrollaba según lo previsto por Tatono el auto secuestro en una casa tomada lo haría más popular y podrían extender las filiales de los pragmáticos apocalípticos.
Los bolivianos contratados para hacer de mexicanos eran dúctiles y tenían experiencia en mexicaneadas.
La casa tomada estaba igual que el salón donde Terranova, Gauderio y Peret improvisaban chacareras y ante cada aro aro Chepe arrancaba alguno de las desprevenidas orejas de las mujeres que reían ante las experiencias de Hanna con sus famosas recetas.
El templo permanecía abierto y solo una pareja se estremecía bajo un cartel que rezaba (solo el cartel) ama a tu próximo.

fe cunda el panico


La noticia se filtró a los medios que no tardaron en reflejar en sus portadas el secuestro de Tatono.
La Iglesia Electrónica Digital – aclaraban- era una ramificación del poderoso Cártel de Querétaro que utilizaba el tráfico de drogas y armas químicas como fachada para esconder el lucrativo negocio de las religiones. En el Distrito Federal operaban bajo su órbita varias iglesias y sinagogas, y ahora incursionaban en las no tradicionales como La Santa Chingadera de Chihuahua, Las Adoratrices Chichoneras de Chiapas y Los Auténticos Chichipíos de Chichén Itzá, entre las más conocidas. El éxito de Tatono había confirmado entre los mejicanos la fama argentina en el arte de meter el perro.
Quién podía dar cobertura nacional a tamaña organización delictiva. – se preguntaba retóricamente un agudo editorialista. Algún ministro de confesión diaria. – se respondía sin duda alguna.
En tanto en el boliche, entre grapa y grapa se planeaba el rescate con estratagemas tan absurdas que eran festejadas con sonoras risotadas y vueltas de copas invitadas por ocasionales parroquianos. El gitano Peret y Chepe intentaron hacer una colecta argumentando que irían en persona a pagar el rescate, recibiendo como respuesta un carcajeo interminable.
Cuando se abrió la puerta el bar enmudeció. El monstruoso personaje que lideraba el grupo estaba completamente desnudo. Era un fornido moreno, retacón, con los brazos tan largos que rozaban el piso; boca grande y alargada, ojos chatos como lechuza y cejas velludas. La larga barba ocultaba su miembro viril que arrastraba entre quejidos al tomar contacto con colillas de cigarrillo mal apagadas y filosas tapitas de cerveza.
Me llamo Pyragué, mas conocido en Corrientes como El Pombero, y voy a rescatar al cuzquito santo que es de los nuestros.
El sepulturero Terranova, entendido en mitología guaraní, dio un paso adelante y lo examinó de pies a cabeza.
-Cómo puedo estar seguro de que usted es el mítico Pombero, terror de las muchachas del litoral y famoso preñador a distancia.
El mostrenco amagó con desplazar la barba hacia un costado pero Terranova se interpuso protegiendo la sensibilidad de la concurrencia femenina y dando por zanjado el entredicho. La polaca ensayó una protesta pero fue severamente amonestada por el pequeño Chepe quien la llamó gorda trola.
A continuación el visitante presentó a quienes lo acompañaban.
-Ella es Deolinda Correa, la Difunta para los amigos. El petiso del pucho en la boca es el Ekeko, mi hombre de confianza. Las rubias son Mary, Peggy, Betty y Julie, son de New York.
- Y ellas que función cumplen. – preguntó inocentemente Gauderio.
- Oficialmente son las porristas del comando, - dijo El Pombero dando por finalizada la conversación. – Los tendré al tanto.
El esperpento se retiró dando vuelta los pies peludos, avanzando de espaldas hacia la puerta, condición que le permitía en ciertas ocasiones dejar huellas que confundían a sus eventuales perseguidores. Con dos muchachas a cada lado, rodeadas por los hombros con sus largos brazos se fue canturreando un fox trot gardeliano con voz aguardentosa.
-“…dan envidia a las estrellas, yo no se vivir sin ellas”.
Atrás lo seguía el Ekeko, con su eterno cigarrillo a medio fumar y Deolinda Correa quien de buena gana se hubiera tomado una gaseosa bien helada.

martes, 13 de octubre de 2009

Vendrán caras extrañas


La multitud que se agrupaba en el templo de los Pragmáticos Apocalípticos era cada vez mayor lo que originó un negocio multifacético a su alrededor. A las consabidas imágenes de Tatono en todas las formas posibles se sumaron puestos de panchos que eran supervisados por Recelo con ídem y algunos sex shop que ofrecían el paraíso con variables místicas.
Un cartel señalaba que "el éxtasis se logra con o sin palabras" y otro mas contundente rezaba "amen-se o ame-se: el órgano no solo se toca en misa".
La gente curioseaba y alguna que otra mujer quería probar los accesorios pero era según la edad, ubicada en un sector alejado o en la mitad de la calle. En ambos casos con un envión debajo de la espalada, aunque variaba el objeto de impulso. En unos era la mano en otros el pie.
Al caer la tarde,sin lastimar a los fieles,un grupo quiso ingresar al templo pasando desapercibido pero no lo logró. No solo porque eran cuatro motos que abrían el tránsito a los gritos, sino porque seguían tres camionetas blindadas de cuyo interior bajaron 20 mexicanos fornidos y uno muy flaco.
La identidad era obvia por los exagerados sombreros de casi un metro de diámetro que portaban aun casi de noche y además porque baleaban a los que se interponían gritándoles "fuera manito".
Precisamente les apuntaban a las manos con una escopeta de caño recortado disparándoles a la altura de las muñecas, incluso a las mujeres.
En el interior Tatono reconoció al líder, porque no solo era el mas flaco, sino porque lo tomó del cuello y lo arrastró hasta su camioneta sin decir palabra,mientras sus escoltas disparaban primero balas y después del lugar.
Recelo no pudo impedir el secuestro y sólo atinó a defender su puesto de panchos con uñas y dientes y aprovechó para deglutir seis salchichas sin condimento.
Gauderio,Terranova y el gitano llegaron cuando todo estaba en silencio y los cuerpos dejaron de quejarse.
Escondidos bajo un sex shop ambulante Hanna y Chepe salieron al encuentro portando un vibrador en señal de lucha.
El gitano no esperó aclaraciones y comenzó su carrera hacia el horizonte que estaba a pocas cuadras y se trataba de un bar donde tenía cuenta corriente para tomarse unas grapas.
Recelo,aturdido por la falta de condimentos, relató lo sucedió pero no lo entendieron porque aun tenia una salchicha en la boca.
Hanna corría detrás del gitano y Chepe explicó lo sucedido sin dejar el vibrador que cautivaba a unas ancianas que se acercaron a escuchar.
El desconcierto era total y crecio al encontrar una tarjeta en la entrada del templo. En letras doradas el pequeño cartón señalaba "Iglesia electrónica digital"-"la verdad caiga quien caiga"-"DF y todos los demás".
Chepe tomó la tarjeta y preguntó ¿DF, es Dios Furioso?? a lo que Ramón respondió golpeándole las rodillas- "Es dos fuera" y tomando a Gauderio del hombro se lo llevó corriendo hacia el horizonte donde el gitano y Hanna compartían una velada.
En el salón del bar estaban velando a varias víctimas de las balas mexicanas y servían licor mientras rezaban en silencio, solo interrumpido por algún quejido provocado por las mujeres que seguían Chepe con el vibrador encendido.

viernes, 9 de octubre de 2009

pesar, pasar y posar


Terranova el sepulturero los convenció de que lo acompañaran a cumplir un sueño largamente postergado: conocer el cementerio de La Recoleta. Gauderio y el gitano accedieron de mala gana. Les habló del arte funerario como expresión excelsa de la creatividad, de sus estudios de tanatología por correspondencia, lamentablemente inconclusos, y de su profunda admiración por el licenciado Alfredo Péculo, fundador de Cochería Paraná, sin lograr despertar la menor atención de sus acompañantes.
A poco de llegar Gauderio, repartía pésames a diestra y siniestra, quitándose la gorra vasca en señal de respeto. Treinta y dos cadetes que visitaban la tumba del general Ramón Falcón recibieron uno a uno los pesares y felicitaciones por respetar la voluntad del finadito padre, que en eterna paz descanse, vistiendo su uniforme.
Un grupo de estudiantes de arquitectura tomaban apuntes frente a la bóveda de la familia Cambaceres, garabateando en sus cuadernos la escultura de la joven Rufina tomando el pomo de la puerta.
-Art Noveau – comentó la morocha de pantalones ajustados, al verlo interesado.
- Enfermedad de mierda – contestó Gauderio visiblemente acongojado mientras estrechaba la mano de los universitarios repitiendo la fórmula “le acompaño el sentimiento”.
A la distancia, Terranova arrastraba de un brazo al gitano Peret que con un destornillador pretendía hacerse de unas pesadas placas de bronce que adornaban la sepultura de Luís Federico Leloir.
Cuando la Polaca ingresó al templo, los fieles entonaban Tengo una Vaca Lechera en virtud de que un recurso de amparo presentado por las más altas jerarquías eclesiásticas había prohibido el uso del cancionero religioso con el argumento de que Tatono no estaba bautizado. Los niños hacían rondas en el altar y las madres tomaban fotos con sus teléfonos celulares. Chepe se negó a unirse al grupo de párvulos con argumentos tan sólidos que sólo pudieron ser refutados por su madre con una sonora bofetada.
Mientras tanto los milagros se sucedían caóticamente. La viuda de un tal Lázaro protestaba amargamente por la resurrección de su esposo que era un tacaño y un grupo de pequeños rompían en llanto al ver sus caramelos convertidos en duros panes y repugnantes peces.
Un rabino y un sacerdote discutían acaloradamente reclamando para sí la potestad de la percepción del diezmo, esgrimiendo contradictorios derechos adquiridos. En un rincón de la sala, dos demonios recientemente expulsados del cuerpo de un poseso fumaban sin saber que hacer.
El exorcizado, en pleno uso de sus facultades mentales, se aburría soberanamente añorando los momentos en que escandalizaba a Barrio Norte paseándose desnudo con medio melón en la cabeza.

martes, 6 de octubre de 2009

El viento los amontona


Hanna seguía su derrotero tratando de hacerlo victorero y en un paraje donde corría un río muy manso,logró alcanzarlo porque no era bravío y aprovechó para bautizar a su pequeño con el nombre de Chepe.
Ya lo tenia a costumbrado al diminutivo cada vez que el niño bailaba sobre cualquier mesa o se abalanzaba sobre alguna persona para leerle la lineas de la mano
La mujer le gritaba "che pende" "vení a para acá y cobrale bien"..
Chepe recibió el agua y saltó de bronca al camión con los obreros que dormían sin percatarse de la parada, porque el conductor también dormía. Cosa habitual a las 5 de mañana y poco frecuente para un baño aunque sea bautismal.
La madre abrazó a su hijo que aprovechó para morderle el brazo con todas sus fuerzas y ante el primer hilo de sangre ambos se quedaron dormidos, aunque después se comprobó que Hanna se había desmayado del dolor.
Mientras los medios se juntaban y hacían un entero con los milagros de Tatono en su sede de los pragmáticos apocalípticos,los detractores se empezaron a preocupar.
La crisis del campo tenia paralizada la actividad y los tractores como las cosechadoras no tenían mucho que hacer por lo que vieron las cámaras y salieron en su búsqueda.
En la pequeña y cada vez mas concurrida área espiritual colgaron un cartel que decía "dejen entrar la luz canina",pero los odontólogos que usaban alógena se opusieron y entonces quedó “dejen entrar la luz”.
Las empresas energéticas auspiciaron los sermones del cada vez mas popular perro con un eslogan muy efectivo.”resplandece su perra vida”
Algunos no estaban conformes pero igual asistían porque los milagros se sucedían y no tenia sentido desaprovecharlos. La mayoría de los milagros precisamente no tenían sentido.
Un rengo de 73 años logró cumplir 74 y dejó de serlo sólo en la quiniela porque se llevó por delante una tarima con velas.
Una mujer muy fea que buscaba un marido encontró uno tan feo como ella y perdió en la multitud sin reclamar.
Una nena que tartamudeaba logró decir "tatarabuela y tataranieta" y se fue silbando para no tener que pronunciar nada mas.
Tatono crecía solo en popularidad y adhesión, pero decrecía porque 8 sermones diarios no le permitían comer mas que unos restos que le arrojaba Recelo que si crecía en grosor.
En un pueblito olvidado por el futuro y también por el presente y pasado el camión con Hanna y sus obreros fue detenido.
Un algarrobo al costado de la ruta lo frenó en el medio del radiador, cuando el chófer todavía dormido insistía con el acelerador en una curva muy sinuosa.
El golpe despertó a todos incluso a Chepe, que emprendió su camino de la mano de su madre y sin mirar atrás, porque se había llevado las pocas pertenencias de sus compañeros de ruta.
A poco de andar se sorprendieron por una caravana que cantaban salmos y aplaudían el viento.
El viento calmo no reaccionaba pero madre e hijo subieron y se confundieron entre la gente.
Chepe aprovechó para manotear algunas billeteras mientras no dejaba de bailar y Hanna acompañaba al coro con un quejido que surgía de haberse apretado un dedo con la puerta trasera del vehículo cuando subió.
En el templo pedían a todos orar y un recién llegado gritó "las cuatro y media der la tarde".

viernes, 2 de octubre de 2009

Ser o no ser mon


Tatono lanzó un largo aullido coronado por dos ladridos cortos, el último levemente desafinado a causa de una mala administración de su capacidad aeróbica. Un grupo de Baladitas, de la Orden Libanesa Maronita, cayó de bruces al identificar claramente El Sermón de la Montaña. Para el mazdeísmo no había dudas de que se trataba de la palabra de Zoroastro en sánscrito. Dos jóvenes iraníes, en señal de sumisión, procedían a arrancarse los pelos, el uno al otro. En un geriátrico vecino, un grupo de ancianas que rezaban el rosario sufrieron orgasmos múltiples y simultáneos.
El fenómeno produjo un estremecimiento que atravesó fronteras culturales y religiosas.
Los taxistas cobraban un precio justo y los monjes capuchinos provocaban un cisma al volcarse en masa al apetitoso submarino.
Los móviles radiales y televisivos cubrían en directo el prodigio, y sus cronistas, sorprendentemente, escuchaban las respuestas de sus ocasionales entrevistados.
La prensa sensacionalista coincidía en el carácter divino del perro y su mensaje apocalíptico. En absoluta disidencia, un columnista agnóstico escribía que el cuzco era un farsante y que verdadero Apocalipsis llegaría si la Selección de Fútbol no se clasificaba para el mundial.
Mientras tanto los hechos se sucedían y tambaleaban las convicciones religiosas. Una veintena de Monjes de Clausura se ofrecía como inspectores para la Dirección de Bromatología y la Orden de los Agustinos Recoletos se mudaba al menos coqueto barrio del Once.
En el pequeño templo, fieles de los rincones más remotos peregrinaban con velas y flores para Tatono y su apóstol Recelo, encargado de buscar entre los dones, alguna ofrenda que calmara su apetito.
La revolución de la moral y las costumbres parecía no tener límites. Los policías pagaban la pizza y los viernes los maridos cenaban con sus amigos. Las Carmelitas Descalzas miraban embobadas las vidrieras de Guido y las órdenes mendicantes se buscaban un trabajo decente, renunciando a vivir de la limosna.
Chamanes y Espiritistas se abrazaban jubilosos, y los luteranos saludaban al Papa en el día de su cumpleaños. Un sacerdote que regenteaba un hogar de niños huérfanos dejó los hábitos para casarse con un despachante de aduana, por iglesia y con vestido blanco.
Cuando el empresario escuchó la propuesta del ministro no pudo ocultar su rostro de sorpresa.
-Pensé que el diego no corría más. –dijo como quien pide disculpas.
- Mi amigo, – respondió el funcionario mientras lo acompañaba hasta la puerta echándole un brazo sobre los hombros – ante tanta locura alguien tiene que mantener la cordura. Venga el domingo por el country y nos tomamos un champancito; traiga a su señora.
Muerto de hambre, Tatono agradecía los presentes de los fieles, que desfilaban sin cesar con un leve movimiento de cola. Mas velas y mas flores, alguna imagen de la Virgen Desatanudos, pero ningún chorizo, ni siquiera un caracú. La incomprensión de la feligresía lo hizo recordar al niño Jesús.
Enterados de su nacimiento los Reyes Magos le llevaron de regalo oro, incienso y mirra. Ni una puta mamadera.