lunes, 26 de octubre de 2009

Aclara y yema (estamos fritos)


Enterado del auto secuestro, Terranova reprendió duramente a Tatono por haber angustiado en vano a toda la feligresía. Debían pensar – sugirió – como evitar el descrédito.
El gitano sugirió molerlo a patadas para simular la dureza del cautiverio, y la polaca guisarlo con papas con el doble propósito de alimentar al grupo y cobrar la póliza del seguro. Chepe propuso ocultar la información e iniciar una colecta nacional argumentando que los mejicanos pedían una suma millonaria en dólares. Hanna consideró brillante la idea del pequeño bribón pero como corresponde a una madre lo sentó de culo de un sopapo. De pronto una voz atronadora interrumpió la discusión.
- Ustedes saben que hemos venido desde muy lejos a rescatar al perrito santo.
Cagamos – pensó Gauderio – mientras de un patadón mandaba a Tatono debajo de la heladera mostrador para evitar que el temible Pombero se enterara de la farsa y como represalia cometiera una desfloración masiva.
- Lamentablemente – continuó mientras su séquito lo escuchaba con respeto – nos tenemos que marchar de urgencia. Leonardo Favio va a filmar la vida del Gauchito Gil y nosotros formamos parte del elenco.
Desde su escondite a ras de piso, a espaldas del engendro desnudo, Tatono se relamía observando el enorme colgajo que de frente ocultaba la barba, confundiéndolo con un generoso embutido.
- La coreografía es de Pepito Cibrían, y las chicas – agregó señalando a las rubias – hacen los coros cuando Carlos Gardel llega a Nuva York para promocionar la pelea entre Dempsey, reciente vencedor de Firpo, y Antonio Mamerto Gil, que sube al ring vestido de gaucho dispuesto a vengar a su compatriota injustamente despojado de la corona de todos los pesos.
- Usted está seguro de que la película es de Favio. – preguntó Terranova confundido.
- Absolutamente. El Ekeko interpreta al Ciego de Carriego, que fuma, fuma y fuma, sentado en el umbral.
- ¿Y ella? - dijo la Polaca señalando a la Difunta Correa.
- Es Gatúbela, mi pareja, yo tengo un protagónico, soy Sansón. Cuando la pérfida Dalila corta mi barba para hacerme perder la fuerza, no hace más que liberar mi verdadera arma mortal y toda la testosterona acumulada.
Con la gesticulación, la virilidad del Pombero era un péndulo delante de las famélicas fauces de Tatono, de las que caía un copioso hilo de saliva.
La verdad – insistió Terranova – que esa película me parece un verdadero disparate.
- Y a mí – contestó el sujeto peludo – me parece una estupidez que una celebridad como yo, y mis amigos, estemos dando explicaciones a un grupo de ignorantes que lamentan la pérdida de un perro de mierda.
El hambre y la indignación del cuzco santo se fundieron en un solo mordisco. Cuando Recelo se sumó al festín, una leyenda murió para siempre.

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