martes, 22 de diciembre de 2009

Hora ¿que hacemos?


"El maleficio del tiempo se basa precisamente en la falta de coordinación"- decía Terranova con nostalgia, ante la polaca que arrojaba una polvera oxidada hacia la vereda.
El maquillaje no hacia milagros y la mujer se empecinaba en demostrar lo contrario ante la sonrisa cómplice de Ramón que seguía con su pensamiento.
"Nosotros nos empecinamos en hacer las cosas en tiempo y forma pero el mismo tiempo las deforma".
El cachetazo de Hanna interrumpió la frase al sentirse aludida con premeditación y alevosía
El hombre alcanzó a girar la cabeza en sentido opuesto a la mano y recibió un impacto doble que lo dejó como taba culera.
Se levanto como si no hubiera pasado nada y salvo el rojo de su mejilla parecía que todo seguía igual.
Enseguida aclaró: "Esta es la realidad mas cruel del tiempo que no es lo que se quiere sino lo que sucede.Los relojes y almanaques se confabulan para marcarnos un lapso que no incorporamos en nuestra forma de ser".
"O sea no aprendemos que con el tiempo no se juega y si aprendemos lo hacemos tarde o tal vez perdemos mucho tratando de aprender".
Las frases sonaban algo extrañas en soledad del templo que perdía adeptos ante nuevas agrupaciones más emocionantes y místicas que ofician premios y consuelos en ese orden.
"Es el momento de reconocer que el tiempo es otro"- seguía Ramón y miraba al cielo como si fuera anunciar una lluvia torrencial.
Hanna buscó la polvera y siguió insistiendo en abrirla con los dientes para no prestar atención, que era lo poco que podía prestar.
Ramón se dió por enterado y la dejó masticando la lata en un rincón mientras guardaba sus cosas en una valija arrugada.
Al salir se cruzó con Gauderio, que venia de comprar una botella de vino junto a sus fieles Tatono y Recelo.
Se miraron y entendieron que inevitablemente era una despedida, además Ramón revoleaba un pañuelo como si estuviera bailando una zamba en piso encerado.
Gauderio abrió la botella y por cada sorbo colocaba una prenda en su también arrugada valija. Se quedo con más vino que ropa guardada y entonces se durmió sobre su brazo sentado frente a los perros que no entendían bien que pasaba.
Cheppe entró pateando una lata y al ver el panorama de su madre mordiendo una polvera, un hombre dormido sentado y dos perros jugando con un piolín de salame, sintió que esa lata pateada era su vida.
La levantó del suelo, acomó sus bordes y la abrazó con un suspiro.Después salió corriendo a los gritos de "sálvese quien pueda" "los niños y los perros primero".
Los animales reaccionaron de inmediato y muchos creen haber visto que alcanzaron subir al tren en movimiento sin golpearse, ni perder la lata ni el piolín.
Gauderio se despertó 6 horas después y se encontró con su valija bajo los pies.Sin mirar se incorporo y obviamente se estrelló contra el piso porque no había esquivado la valija.
Con un chichón en su frente caminó en silencio, aunque no duró mucho porque empezó a maldecir a los gritos por el dolor.
"El maleficio del tiempo hacia lo suyo los demás no hacían nada. Muchos cambiaron la hora otros miraban de reojo el calendario sin detenerse en el año. De todos modos la única forma de parar todo es precisamente quedarse parado y esperar".era el texto que en un pedazo de papel madera habia dejado sobre la mesa Ramón.
Afuera el sol derretía la brea de una terraza y como siempre el pronostico no participaba del hecho: había anticipado granizo y conformaba otro maleficio.