martes, 24 de noviembre de 2009

Confeshow tu y el


Despedida la sanguijuela, decidieron por unanimidad realizar una producción independiente de carácter confesional, capitalizando la popularidad de su iglesia.
La fórmula era sencilla y nada novedosa: se dirían frases incomprensibles y un grupo de fieles respondería con palabras jubilosas, tales como aleluya, hosanna o ahijuna; todas con el mismo grado de hermetismo. En casos excepcionales se recurriría al exorcismo masivo con desmayos y vómitos incluidos. Terranova sugirió un bloque de preguntas y respuestas auspiciado por algún Arzobispado que podría llamarse Gane con el Santo Oficio o Respóndale a Torquemada. Hanna, que nada sabía de la Inquisición, se entusiasmó con la idea de despellejamientos en cámara o la Prenda de la Hoguera para aquellos que no dieran con la respuesta adecuada.
-Es discriminatorio. - dijo Tatono con un ladrido que no dejaba lugar a dudas.
Terranova aceptó la observación y sugirió un concurso para estudiantes judíos y musulmanes con un viaje a Bariloche de premio. Los adolescentes, según su religión, se repartirían en dos micros desde los que se insultarían durante unos minutos. Finalmente los choferes introducirían la llave, previamente sorteada y darían contacto. El que arrancara viajaría a Bariloche, el que tuviera la bomba conectada al sistema eléctrico lo haría al Mas Allá.
El canal invitó a la Polaca a promocionar el próximo envío a un programa de la tarde. Su conductora tenía precisas instrucciones de abordar solo temas triviales y poco trascendentes, pero con la mayor superficialidad posible.
El otro invitado era un bancario jubilado que estaba por entrar al Guinnes de los récords en virtud de su persistente sequedad de vientre. El hombre se jactaba de llevar treinta y seis días sin mover el intestino.
Hanna se desempeñó con gran soltura. Habló de su experiencia en materia de bolos fecales y de lo inconveniente de retener ventosidades por mas recoletos que sean los ámbitos en los que estas se presenten.
En un corte, un productor colérico reprendió duramente a la periodista. Esta, en su afán por destacarse había sugerido la necesidad de “educar a la infancia”, desatino imperdonable para las características del ciclo.
Detrás de bambalinas, Tatono y Recelo se disputaban entre gruñidos una albóndiga de utilería olvidada por las camareras de un programa de almuerzos.
En otro rincón, Gauderio intentaba ingenuamente seducir a una columnista de espectáculos destacando con orgullo su condición de pobre pero honrado. La señorita, profundamente conmovida por tan sincero galanteo accedió a entregarle con discreción su tarjeta personal que rezaba en letras doradas PREFIERO EUROS al 20 20.
Terminado el reportaje todos volvieron contentos menos Tatono y Recelo que después de su fallida experiencia con la albóndiga de utilería comenzaron a dudar sobre su futuro en la televisión.

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